Transplante de Cara en España, Todo un Exito
La reacción más inmediata de Rafael cuando vio por primera vez en el espejo su cara nueva fue decir: "Soy yo". Así, en pocos segundos, según recuerdan los que estaban cerca de él cuando se produjo aquella escena, Rafael consiguió que se esfumara uno de los temores que perseguía a los médicos desde que se plantearon la operación: que el paciente no se reconociera en su rostro. Rafael, sevillano de 34 años, recibió ayer el alta del hospital Virgen del Rocío de Sevilla, donde permanecía ingresado desde el pasado 25 de enero, cuando fue sometido a un trasplante de cara para paliar los efectos de una enfermedad congénita (neurofibromatosis tipo 1) que le había ido deformando poco a poco.
Rafael puede ya vivir fuera del hospital, pero durante un tiempo tendrá que acudir diariamente a rehabilitación. "Le quedan varios meses", advirtió Tomás Gómez Cía, director de la Unidad de Gestión Clínica de Cirugía Plástica y Grandes Quemados del hospital Virgen del Rocío de Sevilla y coordinador de la operación. Los médicos creen que dentro de tres meses habrá recuperado "completamente" la movilidad de la lengua, la sensibilidad del rostro y podrá comer "con normalidad". Algo más tardará en abrir y cerrar bien los labios y los facultativos esperan que vaya bajando "poco a poco" la inflamación que ahora presenta su rostro. "En un año la cara estará prácticamente normal", predijo Juan David González, director de la unidad Maxilofacial, que cada día aprecia nuevos avances en la rehabilitación del enfermo. "Ya siente el tacto en los labios y en las mejillas. Ya siente frío y calor. Ayer le apreté el labio más fuerte de lo normal y dijo 'ayyyy'. Una exclamación de dolor". Rafael también se ha acostumbrado a afeitarse, una actividad que antes no estaba en su rutina porque la enfermedad no dejaba que brotara la barba.
Las últimas palabras de Rafael ante los medios fueron ayer una petición a la opinión pública: "Por favor dejadme en paz. A mí y a mi familia. No quiero saber nada de la prensa ni de la televisión. Gracias".
Rafael puede ya vivir fuera del hospital, pero durante un tiempo tendrá que acudir diariamente a rehabilitación. "Le quedan varios meses", advirtió Tomás Gómez Cía, director de la Unidad de Gestión Clínica de Cirugía Plástica y Grandes Quemados del hospital Virgen del Rocío de Sevilla y coordinador de la operación. Los médicos creen que dentro de tres meses habrá recuperado "completamente" la movilidad de la lengua, la sensibilidad del rostro y podrá comer "con normalidad". Algo más tardará en abrir y cerrar bien los labios y los facultativos esperan que vaya bajando "poco a poco" la inflamación que ahora presenta su rostro. "En un año la cara estará prácticamente normal", predijo Juan David González, director de la unidad Maxilofacial, que cada día aprecia nuevos avances en la rehabilitación del enfermo. "Ya siente el tacto en los labios y en las mejillas. Ya siente frío y calor. Ayer le apreté el labio más fuerte de lo normal y dijo 'ayyyy'. Una exclamación de dolor". Rafael también se ha acostumbrado a afeitarse, una actividad que antes no estaba en su rutina porque la enfermedad no dejaba que brotara la barba.
Las últimas palabras de Rafael ante los medios fueron ayer una petición a la opinión pública: "Por favor dejadme en paz. A mí y a mi familia. No quiero saber nada de la prensa ni de la televisión. Gracias".